Lula y la ambición

✒️ Francisco R. Figueroa

El precandidato más cotizado para las presidenciales brasileñas de 2014 es Lula. Como no. Roza en los sondeos el 70 % de la intención de voto y supera en diez puntos porcentuales a su pupila Dilma cuando ella es propuesta en lugar de él a los encuestados como aspirante del Partido de los Trabajadores en esos comicios. Lula está a años luz de cualquier rival de los demás partidos. El mejor cotizado de todos estos es el socialdemócrata Aécio Neves, pero no llega al 15 %. Desde que lo conocí siempre pensé que Aécio llegaría a presidente de Brasil.
 
Lula no ha declarado hasta hoy que quiera ser nuevamente candidato. Pero tampoco ha dicho lo contrario. Mantiene el misterio y se deja querer. Si finalmente se postulara – yo creo que lo hará – relegaría a Dilma al desagradable papel de aguantadora del cargo o de mujer–costura de sus ambiciones.
 
Luiz Inácio Lula da Silva (67 años) practica la brujería política y es un cocodrilo astuto en la ciénaga de caimanes que es la política brasilera. Dilma Roussef (64) siempre ha parecido un as que el viejo sindicalista de acero inoxidable se sacó de la faja presidencial.  No obstante, Dilminha está haciendo un trabajo de altura.
 
Envanecido por un público, que le jalea como el mejor gobernante que jamás haya tenido Brasil después de haberle denostado durante más de un decenio, aquel niño que huyó del agreste pernambucano, que se sacudió la miseria en São Paulo, que hizo en los sindicatos un doctorado para la vida y que porfió testarudamente hasta alcanzar la presidencia de la República no parece dispuesto a limitarse a gozar sosegado lo que le reste de vida en ese mihrab de la patria donde sus compatriotas lo han colocado.
 
Quiere más. Mientras gobernó evitó servirse de su chalanesca «base aliada» en el Congreso para adaptar la Constitución a su codicia introduciendo la reelección indefinida, como hizo su camarada venezolano, el coronel Hugo Chávez. En contraste, estaría usando a Dilma de pasarela mientras oficia de ventrílocuo. De hecho, Dilma, en los 22 meses que lleva en el cargo, ha dado pocos pasos importantes sin ir conducida por la mano invisible de su preceptor, con quien se reúne asiduamente.
 
Quizás nadie lo esté pensando en Brasil, pero si Lula se aprovecha de Dilma en eses sentido actuaría como dirigentes tan deleznables como el asesinado sátrapa dominicano Rafael Trujillo (1930-61), que se servía de monaguillos serviciales como Jacinto Peynado, su hermano Héctor Bienvenido o Joaquín Balaguer para ocupar la presidencia, dando sensación de cambio, mientras él controlaba interminablemente todo el poder.
 
Pozuelo, 15/10/12


PE: Dos días después de la publicación de este comentario, Lula virtualmente nos respondió desde Mar del Plata (Argentina). En una conferencia para cerca de un millar de empresarios, el expresidente negó tener más ambiciones políticas y aseguró que su única aspiración es ayudar a Dilma Rouseff a alcanzar él mismo éxito al frente del gobierno brasileó que tuvo él.
 

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